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Los amores de Alicia. Cap 8.

"Chico encantador"

Amor fugaz

-Alicia

Publicado: 2016-05-04

Un domingo, el día en que no esperas conocer a nadie (sobre todo si tienes la resaca de mil vidas juntas encima), ese día nos presentaron en mi casa. Yo estaba en pijama y él con un gorro extraño. 

Aquel argentino de ojos verdes, amigo de mi roomie, era un “chico encantador”.

Pase esa tarde con ellos, tomando cerveza y fumando hierba. Me invitaron a un concierto y acepte ir solo porque “chico encantador” insistió. Salimos de casa y decidimos, muy maduramente, robarnos una maceta en el camino a tomar el taxi. Estábamos muy drogados. El lugar del concierto era un bar en Miraflores al cuál suelo caer los fines de semana. Compré una cerveza y decidí disfrutar de todo, pero siempre “chico encantador” a mi lado.  

Conversamos de películas, de música, de nuestras vidas, de lo que pudiéramos burlarnos alrededor. Nos acercábamos más y más por intentar escucharnos, ese acercamiento me ponía muy ansiosa, giraba mi cabeza esperando que él pudiera notarme cerca y besarme, pero no lo hizo. El concierto acabo y decidimos ir a comer algo solos antes de juntarnos con los demás. Pensé que las cosas se habían enfriado, así que deje el coqueteo de lado.

Esperamos un taxi en la esquina y en esa esquina me besó. No lo sentí como un beso cualquier, era apasionado pero cuidadoso. Cualquiera en esa situación ya hubiera apresurado las cosas, de hecho yo quería apresurar todo desde que “chico encantador” me dijo: “¡hola!”.

La reunión siguió en mi casa, buscábamos tenernos cerca, estar abrazados, charlar de cosas ajenas a los demás y besarnos, besarnos mucho. Terminamos la última cerveza y fuimos a fumar a mi cuarto, llenamos de humo todo mientras no parábamos de reír y yo de morderme los labios. “Chico encantador” se me hacía demasiado exquisito. Con movimientos sutiles me fue poniendo debajo de él. 

Empezamos a sobarnos y a tocarnos, pero siempre besándonos. Cuando llegue a su sexo lo sentí empoderado y no pude resistir, me volví sobre él y fui directo a sacarle el pantalón, baje su calzoncillo y ahí estaba, grande, gruesa, mojada, era una delicia.

Mirándolo fijamente a los ojos me la metí de un golpe a la boca, sentí que me ahogaba por su tamaño pero no me importó, seguí hasta tenerla toda dentro, sabía que yo estaba disfrutando más que él ese momento, mi lengua recorría todo a lo largo de él, chupaba sus huevos y me pajeaba al mismo tiempo. 

Él cogió mi cabeza y se volvió dueño de mis movimientos, mis gemidos eran una señal de aprobación. 

Cuando pare, nos vimos a los ojos y ambos estábamos por explotar, me limpie la boca con la mano, me coloque encima de él para poder sobarme con su pinga, me besaba las tetas y me las mordía, cuando yo estaba a segundos de venirme sin que me la metiera, lo hizo, y no recuerdo el tiempo que pase encima de él, solo recuerdo todo lo que sentí. Era una montaña rusa de sensaciones, tirar con él se había vuelto mágico y no quería parar.  

Hicimos unas 5 poses esa noche y mi corazón no dejaba de latir, caí rendida y entregada al dolor de mi cuerpo. Dormimos la mitad de la noche abrazados. Es cierto si digo que sentí el amor desde el fondo de mi vientre. Cuando me recordó que se iría en un par de días pensé:

 “Para mañana falta mucho y la noche dura el doble de lo que marca el reloj”. 

Abracé tanto nuestra simultaneidad que creí que no me dolería la proximidad de su partida, pero más tarde, entre sueños, quise que él no se fuera nunca, que no acabara nunca esa noche.  

Él es mi primer amor fugaz, ese que queda para siempre en el recuerdo, no importa si fueron tres días, cinco o nueve. Lo que importa es que recuerde como me miraba, como le cantábamos a la noche a través de nuestros cuerpos. No hicieron falta promesas, pero creo en las realizaciones de los sencillos deseos que se piden de corazón a corto plazo. Pensé en faltar a su último concierto, tal vez así me apene un poco menos, pero ahora que acabé de escribir su historia, no quiero ponerle un final, saldré a verlo y le leeré este capítulo yo misma. 

Porque en un par de horas saldrá su último vuelo y dirán los altavoces de todo el aeropuerto que tiene marcharse y allí no podré alcanzarlo.

 Ese “chico encantador” dejo nubes en mi casa

Escrito por

AliciaDulceAlicia

Hola, me llamo Alicia; sí, como la del cuento.


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