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Los amores de Alicia. Cap 7.

Alicia

Y aquí es donde voy a comenzar…

-Alicia

Publicado: 2016-03-16

Tuve mi primer viaje sola, que en realidad no era más que una huida emocional a tantos dramas con respecto al sexo y al amor que me acosan constantemente. 

Necesitaba parar el mundo para mejorar y mejorarlo.

El primer día vino con un vuelo re-programado, reconocimiento, adaptación, caminatas largas, parrilla vegetariana, muchas drogas y una ducha.

El segundo lo planeé sola, mis decisiones me llevaron por tren, buses, taxis y en busca de mucha agua. Cuando por fin pude sentarme y respirar entendí que en este viaje necesitaba conocer a alguien y ese alguien tenía que amarme

Al tercer día la vi, estaba peinándose. No pude creerlo, la vi y me gustó. Compartíamos el mismo cuarto, salimos a la misma caminata y de vez en cuando la miraba de reojo por el reflejo de algún espejo. Me gustaba, no era bella, creo que muy pocas mujeres lo son, pero su sonrisa era siempre la misma así hubiera viento o mucho sol, cuando le tomaba fotos o cuando volteaba a saludar, fue la misma incluso la noche que la vi decepcionada de sus amores. 

Su sonrisa tal vez era lo único que a ella misma la hacía sentirse bien.

Una noche decidimos compartir cama, ninguna podía dormir, teníamos muchas decisiones que tomar cuando acabara el viaje. 

Pensé que no podía hacer nada por ella, tal vez solo sentir su dolor, pero antes de que el sueño la venciera decidí amarla. 

Comencé acariciando su cuello esperando una aprobación, cuando la obtuve bajé ligeramente su pantalón, le subí el polo y la toqué, sus senos eran suaves, los cogí duramente, los apreté entre mis manos para luego soltarlos y acariciarlos más, tenía los ojos cerrados y empezó a moverse, apretaba sus muslos, su trasero, mi deseo era ella, mis dedos pasaban por encima de su ropa interior mientras gemía, comencé a notar el calor entre sus piernas cuando la frotaba muy despacio, con calma, sintiendo su volumen, su tacto. Bajé su ropa interior, me abrí paso y mis dedos comenzaron movimientos circulares fuertes y rápidos, ella no quería que pare, me lo pedía con su cuerpo, sentía sus ganas de ser penetrada y lo hice, primero un dedo y luego dos, más que suficientes. En este punto las caricias en los pechos se habían convertido en pequeños pellizcos en los pezones. Sus gemidos venían con suspiros más y más fuertes, y de pronto apretó su estómago y un gemido más culminó la pasión. Seguía con los ojos cerrados y así se quedó a dormir conmigo, en mi cama, olvidando lo rota, triste y muerta que podría estar sin mí. 

Amanecimos felices, fuimos por una ducha, un café y seguimos nuestra ruta juntas, ella empezaba a amarme y eso era bueno. Cuando le tomaba alguna foto le repetía: “El amor te hace guapa”.

Curamos heridas, prometiéndonos que no nos quedaríamos por un “tal vez”, un “el ojalá”, o un “y si mañana”.

Dentro de cada uno hay una batalla, personal e intransferible queriendo llenarse de personas nuevas, de aire fresco, de emociones intensas, de sexo, de amor y de compasión. Por eso siempre las batallas deben planearse y pensarse lejos, deben librarse fuera y a solas.

Ella me ayudo y yo a ella, ella y su amor, ella y su predisposición.

El nombre de aquella chica era Alicia. Ella era yo, yo era Alicia. Solo desperté un día y lo sabía, necesitaba enamorarme de mi.

 ¶ Este símbolo lo usan los correctores de estilo para indicar que debe abrirse un nuevo párrafo.

Y aquí es donde voy a comenzar…


*El nombre no ha sido cambiado.


Escrito por

AliciaDulceAlicia

Hola, me llamo Alicia; sí, como la del cuento.


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